lunes, 14 de junio de 2010

Música en nuestra vida: Sultans of Swing

A ritmo de los Sultans, puedo escribir sobre ellos. Y es que en más de una ocasión, he comentado a mis amistades más cercanas la simpatía que me despierta la idea de esta banda ficticia que describen los Dire Straits, uno de mis grupos favoritos.

Dentro de esta magnífica y diría que legendaria composición en la historia del Rock, en la cual encontramos algunas de las más originales combinaciones de acordes, punteos y rasgueos; nos situamos no solo en una obra de una calidad altísima, versionada miles de veces no solo por los propios Dire sino por músicos de todo el mundo, sino en una composición que habla de la propia banda en sus inicios.

Y es que la fama no viene sola, y soy defensor de los grupos que no alcanzan la fama de las masas. Una banda de Rock o de cualquier otro género, no es mejor por que la conozca todo el mundo, o por sonar en los 40, lo que tiene que hacer la música es llegar al alma de cada uno.

Sultans of Swing es uno de estos grupillos de músicos con una vida detrás de cada instrumento, tocando cada viernes por la noche en algún bar perdido del sur de Londres. Interpretan su música en un ambiente nocturno, rodeados de borrachos y gente a la que no le importa su música ni ellos mismos, gente incluso que desprecia sus actuaciones. Ellos simplemente, tocan, entre la competencia de las bandas que tocan en otros bares, y puede incluso que sus vidas, el único punto en que se crucen sea el propio grupo. Sabemos que uno de ellos tiene un trabajo de día y no necesita realmente tocar con ellos, pero lo sigue haciendo. Otro es un virtuoso de la guitarra, capaz de tocar el Honky Tonk como si nada.

Dire Straits nos estaba diciendo con este tema que por encima de todo, está la propia música y el músico que disfrute haciéndola y compartiéndola, independientemente de todo lo demás. Nos quiere hacer llegar ese suave sonido que tenía la banda protagonista del tema. Incita a pensar que el éxito no lo es todo mientras tengas la satisfacción personal de acabar tu tarea dando las buenas noches a un público que, te haya hecho más o menos caso, ha estado ahí, con la mínima esperanza de que como mínimo, se encuentre una persona entre el público que aprecie lo que has hecho, y si no, siempre queda uno mismo y los compañeros de la formación.

Puede que los Sultans nunca sonasen en la radio de Londres mientras que Dire Straits salió adelante y fue conociéndose entre la gente. Puede que después de tanto esfuerzo desaparecieran o no saliesen jamás de aquellos baretos de mala muerte, pero su música existió, y esa marca no la podía borrar nadie. Siempre podrán tocar una vez más “Creole”.

Una canción escrita para todos aquellos que saben a ciencia cierta, que la música a fin de cuentas es lo único que importa.